KATMANDÚ, NEPAL. Traumatizados y después de dormir en las calles, decenas de miles de nepalíes se aferraban ante aterradoras réplicas el domingo, mientras removían los escombros en busca de desaparecidos en medio de la devastación causada un día antes por un potente terremoto que sacudió la nación del Himalaya, y que mató a más de 2,357 personas.
Los reportes oficiales indican que los heridos alcanzan los 6,237.
Grupos de ayuda recibieron las primeras informaciones sobre remotas aldeas de montaña— reportes que sugieren que muchas de ellas cerca del epicentro quedaron enterradas bajo los aludes de piedras.
Los deslaves impidieron que los equipos de rescate que tratan de usar los caminos en la montaña llegar a quienes requieren ayuda, dijo Prakash Subedi, jefe de distrito en la región Gorkha, lugar del epicentro del sismo.
“Aldeas como esta se ven afectadas rutinariamente por aludes, y no es inusual que aldeas completas de 200, 300 y hasta 1.000 habitantes queden completamente enterradas tras la caída de rocas”, aseguró el socorrista Matt Darvas, de World Vision.
El terremo de 7,8 grados sacudió el valle central de Nepal el sábado, y el domingo alrededor de cuarenta réplicas dejaron un nuevo susto con una sacudida de 6,7 grados. Mientras la comunidad internacional comenzó a auxiliar a a las personas afectadas.
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